Quien lo iba creer, que en la familia Gallego iba a tener un sucesor. Pues así es, Ramiro Gallego tomo como una herencia todo lo que su papa hacia para el sustento de la casa y también porque Don Ignacio también nació con ese don, de sanar y de ayudar a la mejora de las personas.
Es así como Don Ramiro empieza sus prácticas como “sobandero”, el siempre nadaba atento de lo que su padre les hacía a sus clientes, en ver como los empezaba a tratar en mirar que era lo que en verdad les afectaba, y fue así como el se dio en la tarea de un tiempo después que su padre muere en retomar esas enseñanzas y experiencias vividas al lado de su padre, pero esta vez el iba ser el protagonista. En ver cómo iba surgir su negocio y en ver como lo aprendido jamás lo iba a olvidar y que a su padre lo iba dejar bien parado, con un trabajo que no los descredita, porque como dice el, los sobanderos no son los que empeoran la salud del paciente, sino es una ayuda para el paso de la recuperación.
Don Ramiro no tuvo un estudio ni nada de eso, el simplemente todo lo aprendió de su padre, de un excelente sobandero y por cierto hasta curativo, un sanador de todo lo que les agobiaba a las personas, su padre los curaba, pues Don Ramiro garantiza que él no alcanzo ese don, pero que para él, es un don el poder servirle a toda una comunidad con sus servicios, mas que clientes son seguidores de una fe, y más cuando los pacientes creen en ese algo que los va a cambiar.
Yo siempre a mis pacientes los consiento, los hago sentirse en casa, y solo quiero ser un servidor en lo que ellos lo crean necesario, porque para el hecho de ser un “sobandero” como toda la gente nos llama, es más un Don el que aprendí y eso fue a mi padre, que siempre lo llevo muy presente en cada consulta que me hagan mis pacientes.
Es así como Don Ramiro empieza sus prácticas como “sobandero”, el siempre nadaba atento de lo que su padre les hacía a sus clientes, en ver como los empezaba a tratar en mirar que era lo que en verdad les afectaba, y fue así como el se dio en la tarea de un tiempo después que su padre muere en retomar esas enseñanzas y experiencias vividas al lado de su padre, pero esta vez el iba ser el protagonista. En ver cómo iba surgir su negocio y en ver como lo aprendido jamás lo iba a olvidar y que a su padre lo iba dejar bien parado, con un trabajo que no los descredita, porque como dice el, los sobanderos no son los que empeoran la salud del paciente, sino es una ayuda para el paso de la recuperación.
Don Ramiro no tuvo un estudio ni nada de eso, el simplemente todo lo aprendió de su padre, de un excelente sobandero y por cierto hasta curativo, un sanador de todo lo que les agobiaba a las personas, su padre los curaba, pues Don Ramiro garantiza que él no alcanzo ese don, pero que para él, es un don el poder servirle a toda una comunidad con sus servicios, mas que clientes son seguidores de una fe, y más cuando los pacientes creen en ese algo que los va a cambiar.
Yo siempre a mis pacientes los consiento, los hago sentirse en casa, y solo quiero ser un servidor en lo que ellos lo crean necesario, porque para el hecho de ser un “sobandero” como toda la gente nos llama, es más un Don el que aprendí y eso fue a mi padre, que siempre lo llevo muy presente en cada consulta que me hagan mis pacientes.
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